Editorial (5/Ene)

Arranca el año electoral

El país habrá de vivir en los días y meses de la primera mitad del año en curso, momentos fundamentales para su vida futura. 

Precedido por un año que, en escasos tres meses, el panorama político de una nación como la nuestra que aspira a la competitividad real ante naciones emergentes de todo el Planeta cambió de manera impresionante ante los ojos del mundo. Ahora, México se apresta a enfrentar otro enorme reto que es la renovación de la Cámara Baja del Congreso de la Unión, ante la urgencia de dotar a nuestro país de hombres y mujeres capaces de echar andar una Reforma Estructural que habrá de darnos fortalezas indiscutibles para enfrentar los retos del porvenir a mediano plazo, para poder ver de frente y a los ojos a  nuestros hijos.

Este relevo de mexicanos que suponemos capaces, también tendrán bajo su responsabilidad implementar el mayor de los retos inmediatos de nuestra Nación, que es la legislación referente al combate a la corrupción y a la impunidad, el flagelo más grande que un país emergente que aspira a la competitividad demostrada, debe de desechar cuanto antes, porque la credibilidad de una democracia entera, que tanto ha costado construir, se pone en tela de duda ante los ojos de los habitantes del Mundo por la debilidad en este tema.

Hablamos pues, de un asunto toral para México que nos debe de preocupar y ocupar a todos los habitantes de este territorio maravilloso que aspira a un mundo mejor para las nuevas generaciones.

Es inevitable la pregunta que debe de surgir ante un reto tan grande.

¿Quiénes deben ser los próximos Diputados Federales de nuestro país?

Estamos, ni más ni menos, ante la elección de las mejores mujeres y los mejores hombres de México que deberán de pergeñar acciones fundamentales para la vida futura de México.

Eso quiere decir que la decisión que habrá de tomar el pueblo de México deberá contar con la serenidad de los partidos políticos de nuestro país quiénes habrán de poner en la boleta electoral los nombres de lo mejor de México.

Hasta San Lázaro deberán llegar hombres y mujeres honrados, probados en toda la extensión de la palabra. Ciudadanos mexicanos que se precien de conocer a la perfección las fortalezas y las debilidades de los distritos electorales que se dignen representar.

Cada aspirante a diputado debería de presentar públicamente los motivos fundamentales por lo que quiere representar a su pueblo ante la tribuna más alta de la nación. Debe demostrar que conoce a lo que aspira y sabrá salir bien librado en la encomienda. El pueblo habrá de sancionar.

Quiere decir que sabrá de cabo a rabo la encomienda de todos los días ante la Cámara de Diputados. Su tarea habrá de reflejarse en los beneficios de las Reformas estructurales en la región que habrá de representar. Nunca como en los próximos congresos de las siguientes tres décadas, la gestión social habrá de ocupar un lugar destacadísimo en el trabajo de cada legislador, porque deberá de convertirse en el puente necesario y suficiente para llevar los beneficios de las reformas a su distrito, pero nunca a sus bolsillos como ya viene siendo práctica de algunos diputados que no merecen serlo.  

Los aspirantes a esa gran encomienda popular que no tengan claro su paso por el Congreso para bien de la colectividad representada, será mejor que se abstengan de cualquier intento por competir, porque habrán de fracasar, sin duda. Nunca más diputados que van al Congreso de la Unión a resolver el problema económico que le aqueja y no a poner su empeño por mejorar a México y hacer de su futuro un asunto de gran interés.

Habemus Presidente.

Fue asunto de, prácticamente, todo el día del viernes 2 de enero, allá en la Casona de Pino Suárez. Desde mediodía empezaron las votaciones a donde habían seis aspirantes para suceder a don Juan Silva Meza por los siguientes cuatro años en la Presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y en la Judicatura. De inmediato se eliminaron 3 de cinco aspirantes, aquellos que no habían tenido votaciones significativas para seguir contendiendo. Horas antes, el Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena había declinado a sus intenciones de concursar para ser Presidente.

Al quedar solo los Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea y Luis María Aguilar Morales empezó la lucha electoral hacia el triunfo por casi cuatro horas de escrutinios fallidos porque todos daban siempre empates a cinco votos por cada contendiente. Fueron más de 31 rondas de votación en donde siempre se reflejó el empate. Por fin, en la ronda 32, el Ministro Aguilar Morales obtuvo seis votos contra cuatro del Ministro Zaldívar Lelo de Larrea. Había surgido el sucesor por cuatro años de don Juan Silva Meza: el Ministro Luis María Aguilar Morales se convertía en el nuevo Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

“Que sepa el Pueblo de México, dijo el nuevo Ministro Presidente, que la Suprema Corte de Justicia de la Nación será garante irrestricta de los Derechos Humanos”, para concluir que “El Pueblo de México debe de saber que cuenta con un Poder Judicial Federal que habrá de defenderlos de cualquier atropello”.

El nuevo Magistrado Presidente forma parte de la vieja guardia del Poder Judicial Federal, de carrera, mientras que Arturo Zaldívar Lelo de Larrea es un académico del Derecho sumado al Poder Judicial Federal. Que sea para bien de México la llegada del nuevo Ministro Presidente.

Y los Tucanes, rompiendo estadísticas.

¿Sabían ustedes que en Veracruz dicen que el nuevo campeón de la Liga Invernal Veracruzana habrá de ser Tucanes  de Chiapas, porque es un trabuco de verdad? ¡Enhorabuena! Jaime Mantecón debe de estar feliz y con razón. Es un gran equipo.