Punto de Cruce: La Biodiversidad de Chiapas... (2)

La Biodiversidad de Chiapas como Corazón de Mesoamérica

Por Froilán Esquinca Cano

Vale la pena reconocer que se han realizado Esfuerzos de conocimiento de la biodiversidad y la dinámica de los ecosistemas; se revisaron en 1999, cuatro diferentes acercamientos para el análisis, dos que cubrían la región completa y dos específicos para México.  De acuerdo a uno de ellos desarrollado por Holdridge desde 1947, 1967 y 1971 en Costa Rica, principalmente y que se denomina “Sistema Mundial de Zonas de Vida de Clasificación Ecológica” el cual divide al planeta dentro de una serie de áreas bioclimáticas llamados zonas de vida sobre las base anuales de biotemperatura, humedad, evapotranspiración y precipitación, de amplio uso en Centroamérica, excepto en partes de México y Nicaragua. De acuerdo a esta clasificación se han encontrado en Mesoamérica el 25% de las zonas de vida del planeta. Otro enfoque es el ecoregional desarrollado por Dinestein en 1995, como parte de un estudio del World Wildlife Fund (WWF) y el Banco Mundial (BM) en donde reconocieron 30 Ecoregiones dentro de la región que se denomina Hotspot Mesoaméricano y finalmente es importante mencionar dos sistemas de clasificación de plantas  desarrollado exclusivamente para México, estos son; Miranda y Hernández (1963) y Rzendowzky (1978, 1986) que actualmente en los estudios de zonas de vida han arrojado datos importantes para la clasificación de los tipos de vegetación reconociendo 32 tipos de vegetación y Rzedowzky 9 sistemas terrestres ampliamente utilizados en México.

No es sorprendente de que muchas organizaciones han considerado a varias regiones de Mesoamerica como una de sus más altas prioridades en los modelos de conservación, World Wildlife Fund (WWF) y la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza (UICN) desarrollan un estudio en 1997 para identificar centros de dispersión de plantas y endemismos, reconociendo 13 centros dentro de Hotspot de Mesoamérica. También WWF incluyó en su estudio de las 200 Ecoregiones Prioritarias a varios sitios de Hotspot Mesoamericano, tales como: manglares de Mesoamérica, manglares de México, bosques secos del sureste mexicano y otros.

Como un dato relevante se estima que Costa Rica posee el 40.3% de sus bosques, Nicaragua el 44.2%, Honduras el 47%, Guatemala el 44.3%, El Salvador el 5.04% y México en su porción Neotropical el 31.5%; si consideramos la sensible pérdida en los últimos años de los bosques de Mesoamérica, pero sumando los bosques primarios de Guatemala, Costa Rica y Panamá en forma más extensa se considera una cobertura del 20% remanente de bosques primarios en la región Mesoaméricana, correspondiendo a más o menos 21,000 km2, esto representa la tercera más grande extensión de bosques primarios en los Hotspot a un nivel mundial y solamente el cerrado de Brasil y los Andes Tropicales tienen más lo que representa la tarjeta bancaria para el futuro de la biodiversidad de Mesoamérica, así como bosques secundarios y áreas degradadas que pueden incorporarse a restauración productiva en bosques naturales e inducidos que pueden ser un claro potencial aunado a un amplio acercamiento hacia la ecología de paisajes para la conservación y uso sustentable de la biodiversidad de la región.

Chiapas inmerso en el corazón de Mesoamérica y siendo el punto de cruce de la región neártica y neotropical, ha experimentado en su evolución un número importante de eventos geológicos, físicos y químicos que han permitido que la presencia de especies única en el mundo aquí asienten su vida y determinado así la composición de los ecosistemas con 18 tipos de vegetación descritas hasta la fecha, con más de 8,248 especies de plantas que arrojan un potencial de hasta 30,000 que como México poseemos y que la diversidad topográfica y climatológica hacen patente la presencia de ecosistemas críticos para el temporal de aves migratorias, ahora amenazadas en varias regiones por la deforestación y el cambio climático, así todavía se ha localizado la Lacandonia schismática en la selva lacandona en los últimos alientos del siglo pasado y la fauna que hace presencia con el 80% de las mariposas.

Derivado de todo lo anteriormente expuesto y con el conocimiento de la importancia de muchos de los ecosistemas y especies, desde el siglo pasado, en México a inicios del siglo XX, se han decretado áreas y parques que preserven estos recursos naturales y monumentos naturales lo que ha conducido a un sinnúmero de Áreas Naturales Protegidas hasta cubrir el 12% del territorio Mesoamericano con un total de 138427 km2 de Áreas Protegidas, destacando Costa Rica con 132 Áreas y 24.1% de su territorio; Guatemala con 34 que representan el 22.64% del territorio, Nicaragua 72 con el 16.8% y Panamá el 22.8%, Belice con 14 y el 10.4%, Honduras el 7.7% y el Salvador con 0.25% y la parte Neotropical de México con el 8.7% el territorio.  Durante los años 80’s varios de los organismos donantes, así como centros de investigación ante los procesos acelerados de deforestación, pérdida de ecosistemas y especies, así como la fragmentación de hábitats, promueven que se estudiaran las posibilidades de constituir estudios que abarcaran procesos de conservación en corredores biológicos, emprendiéndose así las iniciativas que finalmente concluyen a la propuesta de varios organismos como el WWF, The Nature Conservancy (TNC), Conservation International (CI) y la Wildlife Conservation Society, promueven conjuntamente con la UICN el Corredor Biológico Mesoamericano con tres objetivos fundamentales.

1.- Mantener la integralidad de las Áreas Naturales Protegidas tal y como se encuentra en el Hotspot de Mesoamérica.

2.- Determinar cuáles nuevas áreas se requieren decretar para extender el concepto de Corredor Biológico.

3.- Extender la conexión de las nuevas áreas y las ya establecidas a través de plantaciones amigables con la biodiversidad, bosques manejados sustentablemente (certificación), agroforestería (sombra de café y cacao), que corran en las zonas de parques, reservas de la Biosfera y refugios.