Hospital del alma 25/08/16

Por El Duque de Santo Ton

(Consultas gratis: [email protected])

Señor Duque:

Desde que me casé y me divorcié, he vivido en un calvario porque me enfermé de los nervios. Siento una angustia tremenda que no me deja concentrarme ni trabajar. He perdido interés en todo lo que me rodea, no quiero conocer a nadie ni salir a fiestas ni comprarme cosas, soy como una muerta en vida. Ya he ido a grupos de neuróticos anónimos, a grupos de oración, de psicoterapia y me han medicado con ansiolíticos y antidepresivos, pero no logro salir del bache, ya le perdí gusto a la vida, no sé qué hacer.

 

Lore

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Lore:

Te falta hacer lo principal: pedir la ayuda de Dios. No te involucres con grupos de oración ni te sometas a las reprimendas ni a los sermones de un cura. Acude a la Iglesia cuando no haya gente o haya muy poca, habla directamente con Dios (en silencio, claro) y estoy seguro de que pronto encontrarás la calma que necesitas, el rezo es el mejor de los tratamientos para los enfermos del alma. Te recomiendo también que asistas a misa y pongas especial atención a la lectura de las Sagradas Escrituras, verás que en ellas, aunque no estés de acuerdo con las interpretaciones que hagan los sacerdotes, encontrarás la respuesta a las inquietudes de tu corazón. Ahora bien, si eres protestante, presbiteriana, sabatina o testigo de Jehová, entonces ponte a cantar, a bailar, a aplaudir, a jorobar a la gente los domingos por la mañana o pide que te hagan un exorcismo. 

Duque:

Mi cuñada era una necia, desde que se casó estuvo duro y dale con mi hermano para que le construyera una alberca en su casa, mi hermano no tenía las posibilidades, hasta que consiguió un crédito, trajeron desde Villahermosa a un especialista que le hizo una alberca bien bonita pero en lugar de disfrutarla se convirtió en un tormento, porque antes de un mes se ahogaron juntos ahí mi sobrinito el mayor y el hijo de la sirvienta que trató de salvarlo. Ahora mi cuñada quiere que tapen la alberca, que la deshagan, ni siquiera le echan agua, pero yo pienso que para lo que le costó a mi hermano la alberca, sería mejor que vendieran la casa y se cambiaran a otra que no les trajera tantos recuerdos.

Enriqueta

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Enriqueta:

Bien dicen que se derraman más lágrimas por las plegarias atendidas que por las no atendidas. En todo caso, me parece que el problema es de tu hermano y de su esposa y que tú no tienes derecho a opinar ni mucho menos a criticar a nadie. 

Señor Duque de Santo Ton:

Mis hijos ya están grandecitos y mi señora está de necia con que quiere que los inscribamos en una escuela de paga bien carísima, porque dice que solamente así los niños tendrán una buena educación y podrán cultivar amistades que valdrán oro cuando ellos sean grandes. Yo no dudo que tenga razón mi señora pero estuve haciendo cuentas y ni juntando lo que ganamos ella y yo, nos alcanzaría para pagar las colegiaturas, los uniformes y todas las cuotas que piden, además de que la vida cada día está más cara. Se lo expliqué a mi señora y ella me contestó que eso le pasaba por haberse casado con un bueno para nada y fracasado como yo. En lo personal yo no me siento fracasado sólo por no poder pagar a mis hijos un colegio para ricos si yo nunca he sido rico.

Fidel

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Fidel:

Por desgracia tu mujer está metida en un círculo competitivo, en el que el único valor que importa es el dinero. Para ella, alcanzar la plenitud y la seguridad es tener cada vez más dinero y ascender en la escala social. Aunque ni tú ni ella hayan sido ricos, ella quiere ser rica y está visto que para lograrlo tú le vales lo mismo que un pepino. Yo sé que no eres un pobre diablo, pero para ella y para tus hijos siempre vas a serlo, a menos que te quieras dedicar a la transa y hacerte millonario de la noche a la mañana, aunque para eso también se requiere tener talentos de los que evidentemente también careces. 

Duque:

Siempre he tenido curiosidad de saber a qué te dedicas ¿se podría saber? bueno si no te molesta. 

Perla

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Perla:

No me molesta hablar de mí, al contrario, es uno de mis temas favoritos. Sin embargo, en esta ocasión la respuesta es lacónica: soy periodista. 

Querido Julio:

No inventes, casi lloro de la risa con tus respuestas del Hospital del Alma que acabo de leer, jajajajaja: “seguro eres adoptada, hija de la chacha o tamalera” jajajajajaja. Bueno me imagino la de cartas que has de recibir y admiro la inventiva que tienes para contestarles jajajajajajajaja. Yo haciendo reseñas chiquititas para una fundación me quemo el coco jajajajajaja. Te mando un beso enorme y me encanta haberte encontrado en el periódico.

Daisy

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Daisy:

Adoro tu nombre. 

Duque:

Admiro tu capacidad de reacción, eres sumamente directo, lo que es bueno para todos. Yo tengo dos hijas, una de 18 y otra de 20, que están en edad ya de andar en antros y fiestas, pero cada vez que les damos permiso mi mujer y yo, la que no duerme es mi mujer, a cada rato las está llamando por celular para preguntarles qué hacen. Se les da permiso hasta las dos de la mañana, pero a las 1:30 ya empieza a llamarlas, que ya es hora, y cuando se pasan de las dos de la mañana, les da su regañada bien fea, que hasta yo me siento mal ¿es sano?

Andy

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Andy:

Aunque en estos tiempos una niña de 16 años ya podría darles clases de educación sexual y de posturas en la cama a tus hijas, las circunstancias en las que vive México son tan difíciles, que es natural que tu señora canalice su angustia telefoneando por celular a las nenas, lo cual no va a impedir ni que se las cojan, ni que las violen, ni que las manoseen, ni que las estrangulen, pero tu mujer puede sentirse menos angustiada si por lo menos las oye hablar. 

Querido Duque:

Quiero conocer señores mayores de 40 años, deseosos de tratar bien a una niña de 15 años casi cumplidos. Me porto muy bien y me termino todo lo que me sirven en el plato.

Elena

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Elena:

Ten mucho cuidado. Te voy a recetar que leas un libro que se llama Caperucita Roja y veas las consecuencias de que una niña aprenda a jugar con lobos.

 Duque:

Soy una señora muy normal. No soy chiapaneca pero adoro a este Estado y a Tuxtla Gutiérrez, después de todo mi marido y yo aquí nos volvimos ricos. Lo que me choca Duque son las mujeres y los hombres que sin ser de aquí, viven aquí y ganan dinero como jamás lo harían en otro lugar del mundo, además de que los chiapanecos los tratan como si fueran señores feudales y encima tienen el descaro de quejarse de todo. Bueno, una señora del Club Campestre me salió con la estupidez de que aquí ella no toma agua sola porque la de Monterrey es mucho más sabrosa ¿lo puedes creer?

Aurora

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Aurora:

Te entiendo perfectamente. A mí una vez una fulana con tipo de criada me dijo que ella pertenecía a la aristocracia de Monterrey, como si yo no conociera Monterrey y no la estuviera viendo a ella. Hay chuchos a los que no tienes que jalarles el pellejo para saber si son finos o no. 

Duque:

Hace unos días descubrí a mi chofer tocando los senos de mi esposa con el pretexto de que la estaba ayudando a sembrar unas plantas en el jardín. Iba yo a ponerles una golpiza a los dos, pues mi señora ponía tal cara de satisfacción, que casi rayaba en el éxtasis, cuando descubrí que yo mismo tenía una erección y que disfrutaba viendo la escena, lo cual seguí haciendo hasta que fingieron que habían terminado. Ahora no sé qué hacer porque en lugar de buscar arreglo a tan insana situación, me la paso espiando para tratar de sorprenderlos en otro jueguito erótico y poder masturbarme.

Serafín

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Serafín:

Puedes estar seguro de que esos jueguitos, como tú los llamas, ya se han convertido en verdaderas batallas de cama. Yo te recomiendo que, siendo la vida tan corta, en lugar de buscar ayuda psiquiátrica o jurídica, mejor intentes convencerlos de formar un trío o, si lo prefieres, que te permitan ver lo que hacen cuando se encuentran sexualmente. Después de todo, los prejuicios son sólo un estorbo cuando se trata de encontrar la felicidad. Claro que si te mueres sin haberte arrepentido y sin confesión, no es mi culpa si te vas derechito al Infierno, Cruz, Cruz. 

Duque:

Busco  muchachos o señores de todas las edades que quieran probar algo diferente. Estoy seguro de que no se van a arrepentir.

Diego

Tuxtla Gutiérrez

Querido Diego:

Eso de que “no se van a arrepentir” también se lo decían al Fabiruchis y ve lo que le pasó. 

Duque:

No me gustan tus comentarios racistas ni que te sientas la gran cosa porque no lo eres. Más bien eres un muerto de hambre que quiere sentirse la gran cosa tratando de apantallar.

Jenny

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Jenny:

Tanta confianza de tu parte, aunque sea en E Mail, me da asco. 

Querido Duque de Santo Ton:

Soy una mujer ya pasada de años, y trabajo en una oficina de gobierno, pero mi jefe es demasiado regañón. Yo no puedo agacharme para revisar el mobiliario, ya que mi trabajo consiste en levantar inventario en las oficinas, ya le dije a mi jefe que no puedo trabajar y la verdad ya no quiero trabajar, pero no se qué hacer en mi casa, porque con lo que  gana el inútil de mi marido no nos alcanza ni para pagar la renta.

Lourdes

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Lourdes:

Trata de hacer un esfuerzo pues en la situación en la que vivimos, estar en una nomina nómina ya es una bendición. 

Querido Duque de Santo Ton:

No sé qué escribirte, no sé cómo empezar.

Viviana

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Viviana:

No comments. 

Querido Duque:

Trabajo como mesero en un restaurante de Tuxtla Gutiérrez, y una noche unos clientes, ya grandes, como de 40 años, me dijeron que era yo muy apuesto, que tenía muy bonito tipo, que no debería perder el tiempo sirviendo mesas si puedo ser modelo. Me preguntaron que si me podrían tomar unas fotografías para hacerme un “book” y yo les dije que sí, que estaba bien, entonces me citaron en un  hotel y ahí me tomaron las fotografías pero poco a poco me fueron quitando la ropa hasta que me desnudaron por completo y me hicieron que posara de manera muy vulgar. Ahora estoy arrepentido porque esas fotografías las pueden publicar o hacer mal uso de ellas pero ¿qué puedo hacer?

Elmer

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Elmer:

 

Puedes ponerte va rezar para que esas fotos no sean vistas por tu familia, por tu novia o por tus patrones, que son quienes podrían escandalizarse. Por lo demás ni te preocupes que actualmente todo el mundo se encuera en público y no pasa nada, el mundo sigue girando.