Comitán defiende su boulevard

 

 

Por  María González

 

Los espacios públicos no son propiedad de ningún gobierno o particulares. Los espacios públicos son propiedad de la ciudadanía. A veces es necesario que la propia sociedad lo recuerde y también se lo haga saber a quienes  administran los recursos públicos.

 

En Tuxtla Gutiérrez y San Cristóbal de las Casas la administración estatal remodeló los camellones con todo y el descontento de la ciudadanía, quienes nos quejamos de las obras por considerarlas innecesarias y mal diseñadas. Árboles de bugambilia, primavera y sospó fueron sacrificados para sembrar concreto. ¡Qué lógica tan absurda!

En Comitán las y los ciudadanos no permitieron que hicieran lo mismo con uno de sus espacios públicos: el boulevard Belisario Domínguez. Convirtieron su inconformidad en acción y salieron a marchar, emitieron pronunciamientos, exigieron a las autoridades municipales y del estado, y al final del día lograron que se suspendieran las obras y que el Colegio de Arquitecto Sección Comitán elabore un proyecto alterno de la remodelación del camellón central.

Eso es lo que sucede cuando la indignación se convierte en acción. Cuando no nos limitamos a quejarnos en las redes sociales en línea o con las personas que nos rodean.

Soy una convencida del papel mediador que puedan llegar a tener las redes sociales en línea para lograr la movilización ciudadana, pero esta sólo es posible cuando las redes se usan no sólo para quejarse, dejar la frustración del día o compartir desesperanzas; sino por el contrario para incentivar a la acción, compartir nuestras inconformidades, pero con la finalidad de hacer algo para componerlas.

Las personas que marcharon, convocaron, se movilizaron en Comitán nos dicen que es posible y que ante las decisiones absurdas de un gobierno de ocurrencias la respuesta debe de ser una ciudadanía que razona y exige. Son ejemplo.

 

Aire acondicionado para la biblioteca del Congreso del Estado

 

Cualquiera podría pensar que las bibliotecas públicas están en desuso, pero basta darse una vuelta por la biblioteca del Congreso del Estado de Chiapas para desmentir tal afirmación.

Por una “extraña” razón la biblioteca del Congreso Local es bastante recurrida. El lugar no es el ideal para trabajar: el espacio es limitado, la conexión a internet es malísima y sólo hay un ventilador que no alcanza ni a medio refrescar el espacio.

Aún con todas las deficiencias hay personas, sobre todo estudiantes de preparatoria, que asisten con regularidad al lugar. Ha de ser por el buen trato de las y los trabajadores del sitio, la ubicación, y porque con todo y todo habemos quienes nos encantan las bibliotecas, el olor a libros, las mesas grandes de trabajo, y su tranquilidad.

Me pregunto si las y los diputados del Congreso del Estado alguna vez han entrado a la biblioteca; han platicado con las y los estudiantes que a ese sitio asisten; conocen las deficiencias del lugar; si saben cuántos recursos se destina cada año para su mantenimiento.

El principal problema, que tiene ahora la biblioteca, es que no hay aire acondicionado y en un lugar como Tuxtla Gutiérrez que en esta temporada alcanza los 40 grados eso es un suplicio. Es lo mismo que sucede en la biblioteca central de Chiapas ubicada en el Centro Cultural Jaime Sabines, además de las goteras, que siguen sin componerse.

Lamentablemente muchas personas al ver las deficiencias de estos espacios públicos lo que deciden es abandonarlo y ese es un error, por el contrario, debemos usarlos con regularidad y exigirles a quienes administran los recursos públicos que le den mantenimiento.

Ojalá y hubieran más personas como las y los ciudadanos de Comitán que salieron a defender su boulevard. Ojalá e hiciéramos algo para defender estos lugares dedicados a la educación y la cultura. Ojalá y se gastaron menos recursos en pendones y espectaculares de las campañas políticas y más fondos en el mantenimiento de los espacios públicos. Ojalá…