199 años de cárcel a estadounidense en México

México.-  A Gary Michael Fergolia le gustan los niños y niñas. Durante la última década no paró de tomarles miles de fotos al desnudo para luego venderlas como pornografía infantil primero en Estados Unidos y luego en México, donde la Policía Cibernética lo pilló en el puerto de Manzanillo, Colima, y un juez federal le dictó hace unas horas 199 años de prisión.

 

Legalmente no existe en México el término “cadena perpetua”, pero sí su equivalente en cientos de años acumulados como los que sentenciaron a Fergolia, el californiano de 56 años cuyo caso fue la catapulta a cientos de denuncias sobre el turismo sexual infantil entre Manzanillo y Puerto Vallarta, una de las regiones más turísticas del país.

Después de su arresto en México, en agosto de 2010, la presidenta de la organización civil “¿Quién mira por mi?” reveló que por la cercanía geográfica de ambas ciudades el problema de la explotación sexual infantil  se volvió incontrolable.

 “Los turistas se bajan de los barcos, llegan de los aviones, los servicios de taxi te ofrecen una libreta con niños de dos y  cuatro años”, describía.

En 2006, tras dos años de cárcel por posesión de narcóticos y tráfico y pornografía infantil en Mountain View, California, Fergolia no dudó en violar su libertad condicional, vender su casa y tomar un avión a Manzanillo, donde siguió delinquiendo contra menores: sólo cambió el blanco de las víctimas: mexicanos.

Al salir de su país, omitió hacer el registro que exigía el juez en caso de que saliera del país y en el cual tenía que registrarse como “delincuente sexual” por lo que para efectos legales llegó a México como un “prófugo sexual”.

Y así se comportó. En cuatro años se hizo de 40,000 imágenes pornográficas con niños y hasta convenció a una mujer para que dejara retratar a su hija por lo que la madre también fue arrestada y condenada a nueve años y seis meses de prisión la tarde de ayer.

Fergolia estuvo imparable en sus actividades ilícitas que compartía con una red por internet hasta que la División Cibernética de la Policía Federal le siguió la pista cuando detectó varias direcciones IP desde donde enviaba las imágenes.

 

En una de las fotografías se registró el nombre bordado de un colegio de Manzanillo en una prenda y el resto es historia con un buen final, o sea, un delincuente que no quedó impune.