Conflicto intermunicipal impide el desarrollo de Izapa: arqueólogo

Por ENRIQUE GUTIÉRREZ

Tuxtla Gutiérrez, Chis.- Víctor Manuel Ortiz Villareal, arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Chiapas, destacó que en estos momentos, cuando se genera el proyecto de la zona arqueológica de Izapa en su nueva época, ha habido muchos problemas, y todos los arqueólogos que llegan para iniciar sus pesquisas, “huyen pronto porque la gente no los deja trabajar”.

 

En entrevista exclusiva para “Oye Chiapas”, aseveró que hay un conflicto grande con los habitantes de Rosario Izapa, pueblo que está encima de las ruinas, y con los prestadores de servicios de Tapachula, “un conflicto intermunicipal; lo grave de esto es que sobre las ruinas tenemos a casi 200 pequeños propietarios”.

Con 18 años de trabajar en la entidad, el experto aclaró que en el municipio de Tuxtla Chico, donde se ubica el centro arqueológico cuya extensión territorial es de 127 hectáreas, no hay una visión de desarrollo, pues carecen de hoteles y apenas hay caminos y carreteras, “entonces cómo plantear que el turismo llegue si no tienes dónde se quede, ni siquiera una casita de asistencia”.

Por eso, dijo, la gente pernocta en la “Perla del Soconusco” o contratan a un “turistero” o un operador turístico; “hace tres años no llegaban más de 500 personas a Izapa, al año, pero ahora con los cruceros entran cerca de 40 mil”.

No obstante, lamentó, se carece de la infraestructura necesaria para atender a los viajeros, “y pues la derrama económica no es tanta en Tuxtla Chico, pues sólo compran recuerditos o algo sencillo, porque todo lo tienen en el barco, por lo que la derrama sólo se queda en los operadores turísticos para mover a toda esa gente”.

Los arqueólogos y demás estudiosos de ese sitio, consideró, requieren de un campamento para no hacer tediosos los trabajos y tener que viajar a diario, además de que dicha estructura serviría como una especie de museo.

“Pero la población piensa que los trabajadores del INAH sólo llegan a saquear, y esa es una de las grandes broncas, porque luego dicen que todo lo llevamos a Tapachula, pero allí (Izapa) no hay dónde dejar lo que se halla durante la excavación, y si lo dejamos se lo robaría; es una problemática que sucede en otros sitios arqueológicos de la entidad”, expuso.

Lo que se necesita también, opinó, es concientizar a la población que lo que se encuentra o está a la vista como las ruinas, es de toda la nación; “la vicisitud -recalcó- es que existen lugares donde no puedes llegar porque los lugareños no te lo permiten”.

HAY MUCHO POR HACER

Destacó que a pesar de que se ha escrito tanto sobre Izapa, es una de las zonas vírgenes, pues falta mucho por hacer; “y ahora se le agrega que a los pobladores se les otorgaron apoyos para criaderos de mojarra tilapia, lo que es terrible, porque ellos tienen que excavar para enterrar las especies de albercas que funcionan como tal, y pues eso implicaría la destrucción de vestigios”.

Otra alternativa que tendría el INAH, detalló, es adquirir los terrenos habitados en la zona arqueológica, por los cuales, en el caso de una hectárea, se erogarían cerca de 600 mil pesos, más 20 mil pesos por cada árbol frutal que poseen, “y aunque es un mar de dinero, valdría la pena”.

Sobre las miniguías turísticas que están por desarrollar en todos los sitios arqueológicos de México, Víctor Ortiz refirió que es parte de un programa dependiente de la Dirección de Divulgación de la Coordinación Nacional de Difusión del INAH, por lo que en las mismas añadirán información nueva y serán para distribución gratuita para el paseante.

Izapa, cuya época de florecimiento fue en 1500 a. C., es un paisaje cultural, porque reproduce su entorno dentro de las 127 hectáreas con las que cuenta, “pero hay tantos intereses creados que imposibilitan la labor de los arqueólogos”, enfatizó.

“LIMPIAR EL DISCURSO”, OTRA TAREA PENDIENTE

Una de las cuestiones que también les atañe, es comenzar “a limpiar el discurso de Izapa, en función de algo científico; esa cuestión de que si quienes habitaban la zona eran zoques, olmecas, premayas, tiene más sentido que lo que según manejan los mormones, cuyo argumento se basa en que tribus de Israel estuvieron allí, ¿entonces para qué trabajamos (los del INAH) no? Porque acá quedan fuera las antiguas civilizaciones que mencionaba”.

En ese sentido, detalló que la visión de esa secta religiosa es “deformada, y pues cada quien tiene derecho a creer en algo, ‘pero no en mi patio’; por ejemplo, desde hace tiempo busco un material llamado ‘Sesenta entierros de Izapa’, que se supone ellos publicaron, pero mi pregunta es: ¿Y los restos óseos dónde están?, entonces para que nosotros hagamos esos estudios, es saber dónde están esos entierros”.

 

Entonces, aseveró por último, lo más probable es que los mormones, o lo perdieron, “o yo no sé, lo que implicaría demandarlos por pérdida, la bronca es que como tienen tan buena reputación, es difícil que suceda algo”.