Fe que “mueve” a miles de guadalupanos

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Por: ENRIQUE GUTIÉRREZ

Son “movidos por la fe”, provienen de varias comunidades de tierras chiapanecas, e incluso hay quienes “se avientan” el viaje desde otras latitudes como Oaxaca, Tabasco y Veracruz. Son los cientos de peregrinos que, ya sea para agradecerle por la vida y salud o por pagarle alguna “manda”, veneran a la Virgen de Guadalupe, o como ellos le dicen, la “madre de los mexicanos”. 

 

Según la Iglesia católica, a principios de este mes decembrino se esperaba el arribo de miles de fieles, y para el 11 y 12 de diciembre la llegada de por lo menos 300 ó 400 grupos de antorchistas. De hecho, de acuerdo con una investigación que efectuó “Oye Chiapas”, el 2011 fue el año más “productivo”, pues a la iglesia de Guadalupe de la ciudad capital arribaron mil 52 peregrinaciones.

Como de costumbre, las calles aledañas y parte de la Avenida Central, cercanas a dicho templo, se convierten en una fiesta religiosa, por lo que la música, los “vivas” en honor a la “morenita del Tepeyac”, las bendiciones que llevan a cabo los curas al arrojarle agua bendita a las caravanas de creyentes, entre otras acciones, anuncian no sólo la importancia de este acto que se celebra desde la aparición de María a Juan Diego en el cerro del Tepeyac, hace casi medio siglo, sino el mensaje que ellos quieren que se escuche: paz en México y en todo el mundo.

Y así fue. Desde el génesis de este mes los antorchistas comienzan su travesía desde otros municipios de Chiapas, o de hecho, de otros estados de la República. En su andar, y aunque el cansancio “les pegue” por ratos, piensan cómo la madre de Dios los ha ayudado en el año, o como dicen algunos, “agradecemos que estamos vivos”.

Un ejemplo claro es el de Jesús Sánchez Córdova, devoto de la Virgen Morena, quien asegura que en este recorrido participan 18 peregrinos provenientes de Villahermosa, Tabasco, pero lo más importante es que su familia está bien, “nos ha cuidado mucho”.

También originario de la “tierra del edén”, Albert Giovanni Ramírez Pérez, de 20 años de edad, manifiesta su fervor a la Virgen, a quien le agradece por los favores recibidos, o el “simple” hecho de tenerlo con vida y sacarlo, como él mismo lo menciona, de una enfermedad que mermaba su salud.

Es 11 de diciembre, día previo a una de las máximas celebraciones religiosas en México, el de la guadalupana. A Tuxtla llegan peregrinaciones cada 15 ó 20 minutos; algunas de empresas o instituciones locales, como de las secretarías de Seguridad Pública o de Salud. Todos, “armados” con globos, imágenes, pañuelos u otros objetos con estampados principalmente de la festejada.

Otros, los que han marcado sus pasos en largos trayectos, con el “sol a plomo” y con el riesgo de ser arrollados por algún automóvil en su peregrinar por las carreteras, reciben la bendición del sacerdote, luego se persignan, se hincan y le agradecen a la Virgen en su iglesia, donde la marimba no deja de sonar. 

Hay quienes después de llevar la “llama de fe y de esperanza” por largas horas, se toman un descanso, ya sea en los camiones que los guían, o en alguna banca e incluso en el suelo del Parque “Jardín de la Marimba”.

Ahí, en ese espacio lúdico y de esparcimiento está Luis Morales, originario de Venustiano Carranza, quien externa su amor y fe por ella: “Primero darle las gracias a Dios porque siempre nos guía, y a la Virgen que nos cuida”.

Asegura que su peregrinación comenzó en el estado oaxaqueño desde el 6 de diciembre, de ahí se dirigieron a su tierra, Carranza, hasta llegar a la iglesia de Guadalupe de la capital, “sin embargo, en todos los sitios en donde pasamos tratamos de llegar a las iglesias, agradecerle a Dios, recibir la bendición de los padres y aquí estamos, vivos, sin rasguños, y si así lo permite la Virgencita llegaremos bien a nuestro pueblo”.

A las afueras de la parroquia guadalupana hay un hombre de unos 60 ó 70 años de edad. En su mano derecha lleva una especie de vara con una bandera y además porta una especie de “chaleco de cartón”, cuyo mensaje principal es la frase: “Católico ignorante, futuro protestante”. Es don Jaime Constantino, originario de Yajalón, pero que radica en Tuxtla desde hace “muchos años”, como él afirma.

-Dame una moneda –pide el creyente yajalonteco a cambio de un díptico con la información que según él lleva el mensaje verdadero de este festejo: La raíz de su fe por la Virgen de Guadalupe.

-Soy un soldado, y como soldado lucho, tengo mis armas (conocimiento bíblico y hasta científico) para que no digan que soy un creyente ignorante, por eso leo y tengo bases y defiendo lo que creo. A mí, además, no me da pena salir así –señala su cuerpo ataviado con mensajes bíblicos-, porque soy un soldado de Dios.

Uno de sus argumentos externados durante una breve entrevista frente a la iglesia guadalupana, es que sin duda la creencia por la Virgen es fundamental para cualquier parroquiano, pues “hablamos de una evangelización de hace como 400 años, hay pruebas científicas de su aparición a Juan Diego”.

Convencido de que su misión llegará a cientos de personas, “o al menos a una”, aclara y suelta una pequeña sonrisa, don Jaime menciona que a su fe “nadie la tambalea”, por eso, recomienda, “tenemos que ser católicos que leamos, que sepamos, para que podamos defender en lo que creemos y no acabar en otros credos, porque: ‘Católico ignorante… ¡Futuro protestante!’”.

Acompañada por 20 amigos devotos, Nayeli Ruiz Solórzano, del municipio Villa de Las Rosas situado en la región Fronteriza de la entidad chiapaneca, cuenta que la aventura inició el 3 de diciembre en la Basílica de Guadalupe de la Ciudad de México, desde donde peregrinaron hasta llegar a esta localidad “coneja” para concluir su festejo.

A su lado la fiel coloca un cuadro de un metro y medio de largo por uno de ancho con la imagen de la venerada, además de una antorcha encendida, y confiesa: “Le agradezco todo lo que me ha dado, la vida, para empezar; la hermosa familia que tengo, y los milagros”.

Pero en este espacio que circunda a la iglesia de Guadalupe de la capital tuxtleca, están quienes aprovechan esta época para ofrecer artículos como escapularios, imágenes o playeras o pañuelos con estampados de la Virgen, lo que les genera buenas ganancias aunque, como aclaran algunos de ellos, ya no sea como antes producto de la crisis que atraviesa el país.

No obstante que no profesa la religión católica, doña Paola Díaz García ofrece, desde hace varios años, cuadros con imágenes de Cristo, santos o de la “Morenita del Tepeyac”.

Afirma que las ventas son redituables, aunque acepta que este año no se compara con otros, “creo que es la crisis, eso ha afectado mucho, pero no nos va mal; de hecho comenzamos a vender desde el 8 (de diciembre), y los clientes son más a partir del 10”.

Mientras tanto, melodías en honor a la Virgen se escuchan al menos en el cuadro que rodea la parroquia. Por una de las calles, tres jóvenes portan orgullosos, cada uno, un cuadro con la imagen de María, y a la par, en la avenida, un grupo de siete peregrinos, la mayoría mujeres originarias de Ocozocoautla, trotan con más fuerza pues están a punto de cumplir el objetivo.

En el interior del templo, decenas de grupos peregrinos “doblan rodillas” ante la imagen de María, ante la mirada de otros fieles que yacen sentados en la bancas del inmueble, donde cientos de arreglos florales cubren gran parte de las paredes, y el olor a incienso es cada vez más penetrante.

Pero el festejo no acaba. En varias colonias se escucha, durante la madrugada y parte de la mañana del día 12, el sonido de cuetes y música, mientras decenas de agrupaciones peregrinas “llegan por racimos”, desde los cuatro puntos cardinales, para agradecerle a la Virgen por los milagros otorgados durante el año.

Y entre el arribo de más fieles, las misas ofrecidas por los sacerdotes e incluso por el arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, además de la entonación constante de “Las Mañanitas” y el ruido de los “cláxones” de los carros, la celebración se comienza a apagar, con la esperanza de que el próximo año el número de guadalupanos sea mayor, así como su devoción por la que ellos llaman “la madre de todos los mexicanos”.