Hasta 10 casos de chiapanecos “atacados” por la araña “Violín”

Por ENRIQUE GUTIÉRREZ

Tuxtla Gutiérrez

Aunque su función en el medio ambiente es de suma importancia, los “accidentes” de mordeduras de la araña conocida como “Violinista” o “Violín”, la cual puede causar la muerte, han aumentado en los últimos tiempos, es decir que por año se registran de ocho a 10 casos en Chiapas, informó Mónica Martínez Ovando, curadora de invertebrados del Zoológico Miguel Álvarez del Toro (ZooMAT).

 

Antes, recordó que se presentaban sólo dos casos por año, “¿por qué? Por los cambios de hábitats, de uso de suelo, manejo de insecticidas y pesticidas, invasiones de terreno, es decir que se movieron todos los ecosistemas, y lo que hicieron las arañitas fue buscar refugio, y ése lo hallaron en las casas, donde se sienten protegidas”.

En entrevista, refirió que la especie conocida como “Loxosceles Tehuana”, la cual está muy arraigada no sólo en Tuxtla Gutiérrez sino en todos los municipios de la entidad, mide entre uno o dos centímetros de longitud, es de color café ámbar e incluso gris y tiene una figura en forma de un violín invertido en la parte dorsal.

Aseveró que ésta provoca necrosis en el sitio de la mordedura, “es una gangrena que empieza donde te atacó; su toxicidad es relativamente de moderada a fuerte comparado con otros estados del país”.

Otra de sus características, detalló la especialista, es que “arma” una telaraña en un rincón de una vivienda, “en donde haga esquina, atrás de un cuadro, por eso le llaman la ‘araña de los cuadros’ y sobre todo en esos sitios donde están las alacenas y los clósets… y como son pequeñas no les toman importancia y ahí se originan los incidentes”.

La mayoría de los casos de “ataques”, detalló, se registran por las noches, “pero si en el día hice trabajos de jardinería, y moví cosas, ahí puede ocurrir también; se siente un ardor, se forma una ámpula o llaguita como cuando te quemas con un cerillo o cigarro, y aparece como a las dos horas o hasta los tres días después de la mordida”.

Con el paso del tiempo, afirmó que dicha herida se torna en colores rosa o rojo intenso, violeta hasta ponerse negro, y después de las 72 horas se forma un absceso, “quienes lo han padecido dicen que se siente como si tuvieras una astilla”.

Sugirió tener mucho cuidado con los infantes, porque no saben distinguir y la querrán tocar, “por ello hay que sacudir las camas, y más en esta época de lluvias, cuando se multiplican”.

Quien sea víctima de una mordida, afirmó que el vivario del ZooMAT les brinda el apoyo necesario, e incluso el seguimiento para la curación y posible aplicación de un “antídoto” o un tratamiento médico de cuatro a seis meses, basado en antibióticos u otros para evitar que el tejido se descomponga y les dé la lepra.

Por ello, refirió que es importante, en caso de ser mordido, llevar el insecto aunque sea aplastado, “tenemos un buen médico epidemiólogo que puede ofrecer la receta, el remedio, y detectar si se trata de una mordida de la ‘Violín’, porque a veces un médico común confunde los síntomas”.

“No hay que tener miedo, pavor, porque las arañas no atacan, y no debemos de utilizar insecticidas a cada rato, porque mataríamos una especie fundamental como ella, porque comen insectos como zancudos u otros que muchas veces sí son perjudiciales para la salud”, concluyó.