Bulmaro, artesano que le da vida al “Rincón del Arte”

Por ENRIQUE GUTIÉRREZ

 

Tuxtla Gutiérrez.- “Aterrizó” en Chiapas por varios factores, uno de ellos la falta de recursos económicos. Aquí, instalado en “tierras conejas” aprendió el oficio que hasta hoy no sólo le da de comer, sino que le alimenta el alma, ser artesano.

 

Originario del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, Bulmaro Villagrán Pantoja recuerda que su travesía empezó cuando una señora lo trajo a Chiapas cuando apenas era un quinceañero, para trabajar de velador en la ciudad capital.

Hoy, a sus casi 40 “primaveras”, está instalado en el “Rincón del Arte ‘Carlos Frey’”, lugar adonde fue reubicado en el año 1996 por parte de las autoridades de ese entonces, pues por un tiempo estuvo en el Parque Central de Tuxtla donde, afirma, le iba mejor.

Sin embargo, él ofrece al público los collares, pulseras, aretes, pirograbados y otros artículos que sus manos y mente elucubran con materiales como ámbar, semillas de café y de jojoba, entre otros, “todo natural, y por supuesto original, por eso la gente sabe y viene”.

Pero este oficio se lo debe a su gran maestro, “la calle”, como él dice, pues aclara que su aprendizaje se basó por lo que observaba de otros “camaradas”, para después practicarlo y elaborar sus propias artesanías.

Padre de un pequeño hijo que procreó en esta localidad, Bulmaro asegura que si la vida “le juega una mejor pasada”, es decir si le ofrecieran cambiar de rol por algo “mejor o que le reditúe aún más”, no lo pensaría dos veces.

Conocedor del espacio donde hoy está, “porque muy pocos saben cómo se llama este sitio”, el artesano oaxaqueño, “pero con pozol y cochito en las venas”, sabe que el camino es difícil, pero no se rinde y espera que pronto sea reconocido su trabajo.

Por el momento, Bulmaro sigue en ese pequeño espacio, en ese rincón que le ha dado mucho: clientes que ahora son sus amistades y viceversa. Y no descansará, porque lo suyo, como él manifiesta, es artesanía “made in Chiapas” con raíz oaxaqueña.