Crisis en Chalchihuitán preocupa a organismos internacionales

Santiago López

San Cristóbal de Las Casas

 

El colectivo Nodo Solidale manifestó su preocupación por la situación de los más 5 mil  desplazados que han tenido que abandonar sus casas en las últimas semanas, a raíz de la escalada de violencia en los municipios de Chalchihuitán y Chenalhó, en los Altos de Chiapas.

 

“Parte de las familias desplazadas se refugiaron en el monte, en condiciones de extrema precariedad, otra parte se refugió en la cabecera municipal de Chalchihuitán. Las familias no cuentan con alimento ni abrigo y en las noches las temperaturas bajan mucho: recién nacidos, niños y mujeres embarazadas se encuentran en una condición de particular vulnerabilidad”, señalan.

A 20 años de la masacre de Acteal y del desplazamiento forzado de miles de familias en 1997 impuesto “por paramilitares entrenados por el gobierno”, temen a que se repita “estas dimensiones en la misma zona”.

“Se trata de un escenario de guerra en el que la población civil sufre las consecuencias más duras: terror, hambre, enfermedad y condiciones inhumanas. No se nos hace casual tampoco que este recrudecimiento de la situación se de en el marco de la liberación de los autores materiales de la masacre de Acteal y la reactivación de grupos paramilitares, denunciada en los últimos meses por la Sociedad Civil Las Abejas”, apuntan.

En este momento alertan, el nivel del conflicto es tan alto pues ya se ha presentado un asesinato, disparos constantes por parte de un grupo armado y varias casas quemadas, que resulta muy difícil inclusive hacer llegar ayuda humanitaria, a pesar de que organizaciones de Derechos Humanos y miembros de la Diócesis de San Cristóbal estén poniendo todo su esfuerzo en esto.

Recuerdan que las raíces del conflicto se encuentran en una disputa añeja por las colindancias entre los dos municipios, sin embargo, saben que en este país en general y en esta región en particular, “el gobierno utiliza y alimenta los conflictos locales para dividir y controlar los territorios políticamente, militarmente y económicamente”.

“Sabemos también que lo hace como una estrategia más de la guerra integral de desgaste y contrainsurgencia en contra de los pueblos organizados de Chiapas”, añaden.

“La zona en cuestión tiene una fuerte densidad política, ahí conviven a diario múltiples actores con las más diferentes afiliaciones: entre ellos, están los pueblos zapatistas y las comunidades eclesiales de base, con su lucha anticapitalista que siempre han sido el blanco habitual de los grupos armados y paramilitares que una vez más están sembrando terror en la zona”, concluyeron.