Obispo Arizmendi hace un llamado a la paz en Chenalhó

Existe una preocupación de que el conflicto postelectoral continúe y se generen acciones violentas ante la inconformidad 

Santiago López

San Cristóbal de Las Casas

El Obispo de la Diócesis de San Cristóbal, Felipe Arizmendi Esquivel, se dijo preocupado de las acciones violentas que se pudiera generar luego del regreso de la primer mujer presidenta en San Pedro Chenalhó el pasado 14 de marzo, luego de que quien fuera su síndico Miguel Sántiz Álvarez, intentó ganarle el puesto.

 

“Tengo mis preocupaciones porque hemos visto que pudiera pasar después, acciones violentas que a todos nos preocupan. La Parroquia de San Pedro Chenalhó, junto con los catequistas, no solo el párroco, han expresado una gran preocupación porque ven mucha división al interior del municipio, comunidades contra comunidades, autoridades contra autoridades”, mencionó.

“Me temo que pueda seguir habiendo sangre y es lo que más nos preocupa”, apuntó, al tiempo de dejar en claro que como obispo no le corresponde definir quién es el presidente municipal, pero le preocupa la paz del pueblo, pues existen antecedentes de violencia por la existencia de armas “que es lo que más nos preocupa”.

“Ha habido mucha presencia de armas, de uno y otro lado, las armas están ahí ocultas, y a la hora de la hora salen, estoy muy preocupado”, añadió al tiempo de señalar que espera que las autoridades estatales intervengan para resolver el conflicto entre grupos.

Apuntó que en comunicación con la Secretaría General de Gobierno, le han dicho que ni ellos han podido dar solución, porque nadie ha cedido, “y es cuando uno se pregunta qué les interesa, el poder, el dinero que hay detrás o el bien del pueblo”.

Espera que no haya reacciones violentas de quienes no están conformes con la actual presidenta municipal “que legalmente ocupa el cargo”.

El prelado invitó a la población “a no tomar acciones violentas, que puedan discutir, dialogar y cada quien ceder en sus posturas porque está por encima de todo el bien la paz social”.

Arizmendi Esquivel llamó a los diferentes líderes, pastores de diferentes congregaciones, llamen como lo hacemos en la iglesia católica, a no caer en acciones violentas, “que guarden las armas o que las destruyan, las entierren,  porque las armas no son para eso, no son para matar indígenas, pobres, de diferentes religiones, aunque este no es un problema religioso”.

Explicó que aunque en muchas ocasiones han realizado campañas de desarme, no han funcionado “porque existen grupos fuertes y además que saben dónde esconderlos,  no sería de mucho resultado, ya lo han intentado otras veces sin mayores resultados”.

“Si no hay la convicción de las personas y de los grupos, la acción de la sola fuerza del gobierno no es suficiente, aquí lo que importa es el desarmar los corazones que solamente las armas materiales”, finalizó.