Vida del migrante, sortear los peligros y cuidarse de la ‘migra’: salvadoreños  

Por Juan Antonio González

 

Arriaga.- No les importa las inclemencias del tiempo, llueva, truene o relampaguee ellos caminan a paso lento pero con enorme seguridad para llegar a su destino, no saludan a nadie, a veces lo hacen en grupos de tres, cinco o de diez, muchas veces se confunden con los habitantes del país, pero les delata su acento centroamericano, guatemaltecos, salvadores, hondureños, beliceños hasta ecuatorianos, utilizan caminos de extravío para no ser detectados por la “migra”, a veces lo hacen por las vías del ferrocarril, que ha extendido sus tentáculos por toda la Costa de Chiapas para detener a los migrantes que intentan llegar al municipio de Arriaga; ahí se les hace más fácil llegar a Oaxaca y luego a Veracruz.

 

Todo parece indicar que las vías férreas –al menos en Arriaga—ha dejado de funcionar por “La Bestia”, como comúnmente le llaman el tren de carga que en ocasiones hace recorrido en ese municipio.

En lo que cabe en el municipio de Pijijiapan, los migrantes cruzan por las vías del tren, a cuestas llevan su mochila, quizá un par de ropa para cambiarse más adelante; intentamos hablar con uno de ellos, pero sencillamente nos saludó “venimos de el Salvador y vamos rumbo a la frontera, queremos pasar del otro lado –a los Estados Unidos--, dicen que allá se ganan muchos billetes verdes para darle mejores cosas a nuestras familias”, dice Antonio “N”, quien se identifica como salvadoreño.

Reconoció sin embargo que para cruzar todo el tramo chiapaneco es muy difícil, “nos hemos enterado por la televisión que hay mucha vigilancia tanto de las autoridades de migración como de la policía federal, por eso a veces caminados por lugares alternos para no ser detenidos y que nos deporten”, dice. “Llevamos más de un mes fuera de nuestro país, tengo fe en Dios que vamos a llegar a la frontera y después a los Estados Unidos”, agrega Toño, un poco desconfiado al ver nuestra cámara.

Antonio dice que ya ha conocido casos de paisanos que han muerto en el intento, pues sabe que muchas veces son arrojados del tren y los que no mueren quedan mal heridos o mutilados. "El sueño americano se convirtió en pesadilla, y ahora está peor, porque la migra nos persigue, nos quieren acabar”, refiere.

"Me vine para cambiar el futuro de ellos; - de su familia-,  no queremos que les pase lo mismo. Estamos haciendo todo lo posible para que nuestros niños no tengan que migrar y tengan un buen trabajo en nuestro país, corremos mucho riesgo", explicó.

 

Para los habitantes pijijiapanecos, les es indiferente ver pasar por las deterioradas vías del tren a las personas de origen centroamericano, pues dicen que sólo van de paso y su destino es llegar, primero a Arriaga, lugar donde se concentran para después descansar y buscar otros caminos más para llegar a su destino. A los Estados Unidos de Norteamérica.