Edificio Consular en Tapachula de lo diplomático a lo obsoleto y precario

Agencia

Tapachula

 

Lo que un día fue el recinto donde se establecieron los consulados de Centroamérica en Chiapas, como un programa de protección al migrante y de cooperación internacional, encabezada por el gobierno de Juan Sabines,  hoy se ha convertido en un auténtico muladar en la parte posterior y en el interior, un edificio prácticamente complicado para decenas de personas que lo visitan para diversos trámites.

 

Durante el paso del tiempo, el edificio ha cambiado de nombre cuando menos en dos ocasiones, primeramente era nombrado "El Palacio de los Zopilotes" con una connotación despectiva por la cercanía al río Coatán y la proliferación de esas aves de rapiña; sin embargo en 2010 el gobierno de Juan Sabines estableció un programa de remodelación y rehabilitación.

Fue el 18 de octubre del 2010, en que en ese entonces, el Gobernador de Chiapas, Juan Sabines Guerrero; el representante del ACNUR en México, Fernando Protti Alvarado; el comisionado del Instituto Nacional de Migración, Salvador Beltrán del Río, y los ministros de Guatemala, Haroldo Rodas, y de El Salvador, Hugo Martínez, inauguraron el Edificio Consular en Tapachula; este segundo nombre al edificio aún se suscribe.

Con bombos y platillos el gobierno de Chiapas aseguraba ese día que el inmueble albergaría a los consulados de Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Honduras y Ecuador, así como la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas en México y la delegación de la Secretaría de Relaciones Exteriores; ahora por las condiciones en las que se encuentra sólo quedan los Consulados de El Salvador, Guatemala, Honduras, oficialías del registro Civil, y algunas dependencias del gobierno municipal.

Supuestamente el recinto significaba que Chiapas tenía una política para migrantes, aplaudida por el gobierno del presidente Felipe Calderón, pero solo duró unos cuantos años, ya que la falta de mantenimiento del inmueble provocó que varias oficinas diplomáticas cambiaran de sede ante la falta de servicios básicos.

Hoy el edificio carece de una infraestructura adecuada a pesar de que como inmueble de gobierno la norma indica que debe contar con acceso para personas con discapacidad o adultos mayores, situación que no existe porque desde hace más de 5 años el elevador no sirve, sus cristales se encuentran rotos, sus paredes averiadas y sus baños inservibles.

De las astas donde pendían las banderas de los países de Centroamérica, ahora sólo un pedazo de tela queda en una de ellas; mientras que enormes cúmulos de basura se ha convertido en el principal contaminante de este edificio tanto ambiental como visual.

Bien valdría la pena que las autoridades municipales y estatales consideraran cambiar la imagen de este edificio, que a pesar de todo, está considerado como una de las construcciones icónicas de Tapachula.