Campaña sin propuesta presenta Diego

Juan Antonio González/Tonalá  

“Los mensajes políticos que transmiten los medios de comunicación plasman los dilemas de las coyunturas políticas y las aspiraciones colectivas de bienestar y seguridad, reflejando en cada mensaje la ideología del grupo gobernante y su manera de concebir el ejercicio del poder”.

 

Así lo plantea Rafael Montesinos, en su ensayo Propuesta Teórica para el Análisis de la Comunicación Política, en el libro Sociedad y Comunicación, una mirada al siglo XXI (UAM, 2006). Este precepto cobra particular relevancia en el actual momento electoral, en el que, por parte del Partido Verde Ecologista y PRI  hay un bombardeo informativo –como si fuera en la Costa de Chiapas el único candidato a diputado federal--. El mercado público municipal Manuel Larríanzar que es uno de los lugares preferidos de los candidatos

Antes del mediodía de este martes arriba al centro de abasto más importante de la región Diego Valera, lo acuerpan sus secuaces más cercanos, incluso los propios trabajadores de la Secretaría de Pesca y Acuacultura, parece que ellos no le hacen meya las recomendaciones que ha hecho INE, en el sentido de castigar a los funcionarios que realizan campaña de proselitismo en pleno horario de trabajo –uno de los trabajadores es precisamente Jorge Orlay, quien fuera su secretario particular--.

A Diego, lo secunda  un agente de seguridad que, con su camisa color blanco y la leyenda de Valera se confunde con su equipo de trabajo, el guarura discretamente introduce la mano a un bolso de piel, donde seguramente trae un arma y cuida el andar de aspirante a diputado federal, lo vigila constantemente, no lo pierde vista al momento que echa una  mirada a su alrededor, en un extremo se ve la presencia de José Luis Castillejos Vila, -quien aspira ser el candidato a la presidencia municipal- y aprovecha los reflectores de las cámaras y saluda a los comerciantes. Por otro lado se localiza y platica con sus compañeros Isidro Girón López, su coordinador de campaña.

Sin embargo su campaña de proselitismo es desangelada, son pocos los que saludan a Diego. ¡Valero, Valero, Valero! –en lugar de Valera--, gritaban algunos comerciantes en señal de mofa. Quien es ese hombre guapito decían algunas damas que se encontraban ahí.

Mientras que algunas locatarias argumentaban: “Ya no queremos más políticos mentirosos, mejor que sea una mujer quien nos gobierne”, decían. Otros opinaban que Diego no es originario de la región y por lo tanto no le darán el voto. El candidato se abre paso en los pasillos del mercado y lo hace con suma libertad, su presencia casi pasa inadvertida sino fuera por la banda que hace retumbar sus tambores, y sus ecos se pierden en los rincones del mercado.

Algunas chicas no pierden la oportunidad para fotografiarse con el galán, para otras es sólo un candidato que busca una curul en San Lázaro para después olvidarse de los más pobres, de los que sin duda, le darán el voto en las próximas elecciones federales. “A Diego nadie lo para, la campaña está amañada por eso metieron por candidatos chafas en los demás partidos políticos”, advertían algunos vendedores ambulantes.

El candidato a diputado federal por Verde y PRI no hizo compromiso con los locatarios, se limitó a saludar a la gente.

Lejos de vincular a la sociedad con el gobierno o con los partidos políticos, la actual propaganda electoral y gubernamental genera mensajes que no reflejan las problemáticas reales de las personas, de los barrios, de las ciudades, en sí, este candidato no plantea un proyecto integral, un proyecto que coadyuve a la sociedad en su conjunto, pero eso sí, tal como lo manifiestan sus allegados es un proyecto para el 2018.