10 Cosas que toda mujer ha experimentado más de una vez

1. STALKEAR.

“OMG! ¿Esa es su nueva novia? ¿La llevó a nuestro lugar especial? ¿Engordó? Estoy segura de que engordó, ¡al menos tres kilos! Voy a llorar... lo extraño”. Si esto te suena familiar, entre muchas otras ideas locas, es porque estoquear es un mal moderno inevitable. Cuando cortamos o empezamos a salir con alguien, nos entra cierta “curiosidad” que no se satisface, hasta que memorizamos los comentarios en sus fotos de perfil.

Triste, pero cierto. Según la psicóloga Nancy Cortés, “con tan fácil acceso a la vida privada del otro es una tentación latente, pero entre más cedas a ella, más difícil será salir”. Ya sabes lo que dicen: si no terminas enojada o triste, no estoqueaste bien. ¡Sólo no le des like a nada! 

 

2. PERSEGUIR A UN CHICO MALO.

No es verdad que todas las chicas queremos a los hombres que nos tratan mal, pero algo sí es seguro: nos encantan los retos. Si nos dice que no, nos gustaría escuchar un sí; es más un asunto de ego. Pero hay que aprender a no engancharnos, una cosa es divertirte coqueteando con ese bad boy que no tiene material de novio, y otra es perderte en el camino.

Cuida que no pase a más, no dejes de hacer cosas por él ni lo pongas primero que tú o tus amigas. Esa es la clave para sacarle provecho —y unos buenos ratos— a la situación. Si sientes que tu obsesión ya llegó demasiado lejos, puede tener una explicación y, mejor aún, una solución.

"El hecho de no dejar ir a alguien poco conveniente, se debe a la necesidad de ser ‘la excepción’, la chica que consiguió cierto objetivo que otras no pudieron”, explica la experta. “Pero estas ansias de satisfacción y autorrealización, aunque no lo creas, se pueden reemplazar con algo tan sencillo como el deporte. Si te pones una meta y la alcanzas, tendrás el mismo rush”.

3. PREGUNTAR POR QUÉ NO HAY ANILLO AHÍ.

No presiones el botón de pánico aún, no estás desesperada (y mucho menos transmitas esa vibra a kilómetros de distancia) por hacerte esa pregunta. Si todavía no te ha pedido matrimonio, pero crees que la relación llegará a eso en algún punto, es normal que te surja la duda de cuándo será el gran momento, sobre todo si tus amigas poco a poco empiezan a tener diamantes. Maneja el asunto con inteligencia, en lugar de enojarte con tu novio o amargarte con tus besties; no te estreses y habla al respecto con tu galán (muy casual) en un momento tranquilo.

Una vez es suficiente, no lo menciones cada que tengas oportunidad o terminará siendo un fastidio. Nancy Cortés asegura que “es un instinto natural tratar de estar a la par de la gente de tu edad, en cuanto a logros y metas, y eso incluye el matrimonio”. Sin embargo, la situación romántica no es la misma para todas tus amigas y eso es lo que hay que tomar en cuenta. Quizá llevas menos tiempo de relación con tu pareja o por el momento no son financieramente estables. “Hablen de qué significa para ustedes el compromiso a largo plazo, pero, chicas, no pongan un ultimátum. La presión no hará feliz a nadie”, agrega la psicóloga. 

4. TENER UN SEX BUDDY.

Ok, no se lo digas a tu madre o tu abuela, pero, a veces, el chico de tus sueños no aparece por ninguna parte y, mientras lo esperas, quieres pasar tu tiempo del modo más agradable posible, por decirlo de alguna manera. ¡Está bien! Nadie aquí te juzgará por eso. Sólo pon las reglas claras desde el principio para que ambos estén en la misma página y listo.

Vive tu cuento de hadas moderno al estilo de la película Amigos con derechos y ojalá encuentres un galán tan guapo como Ashton Kutcher. Al respecto, Nancy aconseja: “Preferiblemente, que no sea un amigo y no le des beneficios. Entre menos cercanía tengas con la persona, más fácil es mantenerla en la casilla de sex buddy”.

5. SENTIR CELOS. 

Aplica dirigido a hombres y mujeres. A veces, no podemos evitar sentir envidia por esa amiga a la que le va súper en el trabajo o con su novio... O ponernos celosas, porque ese guapo en el bar prefirió a la chica de al lado (tranqui, no se lo diremos a nadie). Sí, el monstruo verde se apodera de nosotros, crece, se desarrolla y muere. Esa es la ley de la vida. No siempre se gana. Y no siempre nuestra mente permanece en blanco, cuando vemos que alguien más tiene lo que queremos.

Ya, lo admitimos. ¿No te sientes mejor? Deja que pase la sensación y estarás bien. La experta aconseja que practiques la gratitud. “Haz que tu mente se enfoque en lo bueno de tu existencia, desde la gente que te ama, hasta cómo comiste sano en la semana, todo cuenta. Así no le darás importancia a la escasez que pueda haber en tu vida”. 

6. TENER LA BORRACHERA DE TU VIDA (OTRA VEZ). 

“Entre los 18 y 22 años es la edad en que, psicológicamente, queremos establecer una diferencia con nuestra familia y manifestar independencia. Así que la rebeldía forma parte de esta etapa”, dice la psicóloga. Sin embargo, aunque ya hayas pasado la preparatoria y quizás hasta tus años de universidad, ¿quién dice que no puedes tener una megafiesta con shots luminosos y bailes sobre la mesa de nuevo?

Si las estrellas se alinearon y de repente estás con tus amigas lista para dejar libre a la salvaje que hay en ti... ¡vas! Siempre que no sea en la fiesta de tu empresa, todo saldrá bien. No te sientas culpable por revivir tus primeros años de diversión nocturna adolescente. Advertencia: la cruda no será igual que a los 18, casi inexistente, pero ahora que puedes pagar los drinks que quieras te divertirás el doble.

7. GASTAR UN MES DE SUELDO EN UN DÍA.  

Una vez al año, no hace daño. La emoción de comprar esa it bag que has deseado desde hace tanto, el éxtasis de estrenarla, las miradas que atraerá a tu paso... y sí... la culpa que viene al ver tu estado de cuenta y el mini-infarto que sufres cuando te das cuenta de que ya no te alcanzó para nada más este mes. Todo eso es un proceso que se disfruta de principio a fin y, digan lo que digan, vale mucho la pena.

Siempre y cuando no lo hagas cada 30 días, estás a salvo. Es una locura que debes hacer al menos una vez en la vida, luego puedes volver a ser la chica responsable de siempre. “Para evitar que se convierta en un verdadero problema, no compres como reacción a una experiencia negativa; si acabas de romper con tu novio, no vayas a la tienda a usar la tarjeta de crédito —aconseja nuestra experta—, porque es en momentos como estos que el cerebro crea una asociación de que la compra equivale a una satisfacción emocional”. 

8. NO QUERER SER COMO TU MADRE.  

Es un pensamiento que asusta y si lo dices en voz alta te expones a que te malinterpreten o juzguen, pero puede ser en un buen sentido. Tu mamá te ama, pero es de otra generación y, a fin de cuentas, tienen ideas y opiniones diferentes. Así que si en ocasiones has deseado no llegar a ser como ella por ________________ (inserte pensamiento negativo aquí), puede ser cierto y con razón. Eso no significa que tú no la quieras; al contrario, ha hecho bien su trabajo. Tu madre estará orgullosa de que tú puedas ser mejor que ella de alguna manera. Sólo no se lo digas directamente, no es necesario.

“La mayoría de mis pacientes no quiere ser como su madre. Diría, incluso, que tiene miedo de ello, pero es normal, porque estamos programados para desarrollarnos a través de la interacción con otros. En nuestros primeros años de vida anhelamos parecernos a nuestros padres, pero entre más crecemos y más contacto tenemos con otra gente, más evoluciona nuestra personalidad hacia otros intereses. No es algo por lo que debas estresarte”, señala Nancy. 

9. PONER TU CARRERA PRIMERO.  

Hemos avanzado mucho en la vida como mujeres y te ha costado tanto llegar hasta donde estás, que de vez en cuando no sólo te mereces, sino necesitas poner tu trabajo en primer lugar. No te sientas culpable. “Actualmente es común, incluso esperado, que una mujer haga un esfuerzo especial por tener una carrera, depende de cada quien qué tanto. Pero una cosa es segura: si estás satisfecha contigo misma, será más fácil tener una relación plena con alguien más, tanto romántica como familiar o amistosa.

Así que es válido querer desarrollarse en lo laboral”. Eso sí, ten cuidado de no llegar a los extremos, pues, aunque tu trabajo te dé satisfacciones, al final del día lo que importa es con quién compartas los frutos de ese esfuerzo. No pierdas de vista tus prioridades. 

10. PENSAR EN TU EX.  

No, no significa que aún estés enamorada de él, no te preocupes; es totalmente normal que ese hombre aparezca en tu cabeza de vez en cuando. Pero he aquí una verdad: entre más te esfuerces en no pensar en él, más vendrá a tu mente; dedicar energía a desechar una idea que no quieres tener, es pensar en eso en sí.

 

“Existe algo llamado ‘efecto oso blan- co’. Si te digo: ‘No pienses en un oso blanco’, ¿qué es lo primero que viene a tu mente? Exacto...”, asegura la psicóloga. Mejor acepta que compartiste mucho con él (bueno y malo), que forma parte de tu historia, aunque ya no esté en tu vida, y toma lo mejor. Atrás, ni para tomar impulso.