Unidos por la opresión

Edith González y Luis Felipe Tovar protagonizan 'Un día particular', que marca el encuentro entre una ama de casa y un intelectual

Nota y foto “Excélsior”

CIUDAD DE MÉXICO.

Edith González abrazó a la vida tras ser diagnosticada con cáncer de ovario y el teatro la abrazó a ella nuevamente. Y ahora, que anunció que está en remisión, la actriz retoma su actividad en los escenarios a través de la obra Un día particular, acompañada por el actor Luis Felipe Tovar.

 

Basada en la película que en 1977 protagonizó Sophia Loren y Marcello Mastroianni, la historia aborda el encuentro entre una ama de casa y un intelectual, un par de vecinos que no se cono-cían y que se encuentran en un día especial.

En entrevista con Excélsior, González habló de este trabajo, que eligió mucho antes de su diagnóstico y que retoma con la pasión que el teatro le provoca.

“La obra es preciosa, humana y sensible. Es una historia tierna, suave y muy inteligente que habla sobre la condición humana; de cómo dos seres con una inteligencia extraordinaria de vida y emocional pueden ser oprimidos por un sistema económico y político.

Él llega escondiéndose del sistema, del fascismo. Sin embargo, lo que es interesante es que si se hubieran conocido antes, no hubieran tenido trato por el sistema opresor. No se podían dar este tipo de relaciones más que en un caso excepcional como la visita del Führer a Roma, lugar que habitan. Esto les abre la posibilidad de un encuentro fortuito y así verse a través del otro. Son dos almas que se pueden identificar”, explicó González.

La actriz interpretará a una mujer perspicaz, pero prácticamente analfabeta como la marca el sistema, mientras que Tovar será un intelectual que no puede desbordar sus conocimientos ante un tirano panorama.

Los dos son frágiles, pero fuertes a su manera. Es una obra sutil con un equipo sensible. El trabajo ha sido de exploración, de ir poniendo de manifiesto a esos dos seres que son muy puros esencialmente”, dijo González.

Las diferencias entre lo visto en la cinta y esta propuesta serán muchas, de acuerdo con lo relatado por la actriz de 52 años.

“El personaje femenino de la película está oprimido profundamente, pero yo quiero hacer un personaje con mucha alegría de vivir. Antonietta es como el desierto: apenas recibe tres gotitas e inmediatamente empieza a salir el moquito (sic). Es decir, recibe el menor estímulo y sale.

Quizá tiene muchos hijos y un marido, pero su interlocutor principal es una periquita. Sin embargo, va a florecer. El problema es que no tiene estímulos ni dentro de su casa ni vecindario, ni dentro del sistema. Eso es lo que me parece entrañable del personaje, por eso la quiero interpretar. Quiero que ella sea un reflejo de amor a la vida”, precisó.

El discurso de la obra va muy bien con lo que Edith González quiere expresar en este momento de su vida.

“Siempre he amado a la vida. Lo que pasa es que ahora me ha tocado hablar de eso. No puedo tener un amor por algo que antes no tenía. Simplemente es lo que ahora se ve de mí y está muy de manifiesto, a flor de piel, pero no es que antes no estuviera.

No puedes ser sensible a un discurso, si no lo llevas dentro. La jaula en la que viven estos personajes, Antonietta y Gabriel, son sintomáticas de las jaulas que uno permite que te pongan. Muchas veces necesitas sólo un empujoncito para salir de ahí. Los dos personajes quieren vivir, esa es la parte importante de esta obra. Son dos seres profundamente solos y cada uno sembrará algo en el otro”, enfatizó González.

Por su parte, Luis Felipe Tovar expresó que se siente emocionado, contento y nervioso ante la experiencia de interpretar a Gabriel, un hombre perseguido por el fascismo.

“Aunque tengo casi 40 años dedicado a la profesión de actor, es una carga de adrenalina diferente porque es un texto que me gusta mucho. Estos dos personajes sienten una fragilidad mutua, se sienten vulnerables, desamparados e impotentes. Un accidente del destino hace que estas dos personas tengan un encuentro de alto impacto.

La historia maneja valores que tienen que ver con la equidad de género, el respeto a los seres humanos en general, a la manera de pensar. Es una reflexión a este tipo de valores que parece están en extinción, porque somos una sociedad injusta con nuestros viejos, niños, discapacitados, con quienes han perdido la libertad”, concluyó.