María Félix, un mito dorado

Hoy, a 108 años de su nacimiento y 15 de su muerte, el recuerdo de La Doña sigue permeando gran parte de la historia de nuestro país

Nota y foto “Excélsior”

CIUDAD DE MÉXICO.

“Parecería que presumo, pero no presumo”, señaló la propia María Félix en esa memorable visita al programa La tocada, conducido por Verónica Castro, donde rodeada por su hijo Enrique Álvarez, el periodista Jacobo Jacobo Zabludovsky y el comentarista taurino Heriberto Murrieta, dio rienda suelta a infinidad de anécdotas que involucraban a algunas de las personalidades más célebres del siglo XX como Jorge Negrete, Diego Rivera, Agustín Lara o el mítico torero Manolete.

 

A mí sí me gustaría hacer mi biografía, un libro en el que se contaran cosas interesantes”, recitaba con bravura para aclarar que la parte de su vida que conocemos y que edificó su mito, es apenas una ínfima parte de su leyenda.

María Félix nació un día como hoy, pero de 1914 en Álamos, Sonora, y murió curiosamente también un 8 de abril, de 2002, hace exactamente 15 años, a causa de un paro cardiorrespiratorio.

“Ya saben todo lo que soy, de qué lado duermo, qué perfume uso, porque ya he hablado tanto de mí, pero eso ahora quiero hablar de los otros.

Para empezar quiero decirles que estoy hasta arriba de la cabeza de los pendejos y sobre todo, de los que nos quieren seguir viendo la cara. Y como algunos hombres no se ponen los pantalones, no¬sotras, hoy, nos los vamos a poner”, recitaba a la cámara la actriz, quien fiel a su personalidad desafiante, retaba a la audiencia acompañarla en una noche en la que “vamos a decir verdades, a ver si aguantan”.

Hablar de María Félix es hablar de la historia propia de México. Es acordarse de los mejores años de Acapulco, de las composiciones de Agustín Lara; del más romántico sueño parisino; de la historia del cine mexicano y de su romance con Jorge Negrete; del espíritu de modernidad de la Ciudad de México y hasta de su red del Metro, la cual aseguraba era un regalo de su esposo, el empresario Alex Berger, quien participó en la construcción de las primeras líneas y a quien solía acompañar a las reuniones en que discutía el proyecto con las autoridades.

Por eso en 2014, con motivo del centenario de su nacimiento, el Sistema de Transporte Colectivo hizo un reconocimiento a su participación como promotora de su construcción al hacer una emisión de boletos con su imagen.

María Félix trascendió sus soberbias actuaciones en películas como Enamorada, Tizoc, Juana Gallo, Río escondido, Doña diabla, La mujer de todos y La cucaracha, entre muchas otras para convertirse en una mujer moderna, rebelde, arrogante y atrevida, adelantada a su época y con un profundo amor a México.

Soy una mexicana del mundo. Amo a mi país y he querido representarlo dignamente. Amo su paisaje de pasión, su historia cruel y luminosa, pero sobre todo a su gente”, expresó en alguna ocasión.

No me gusta la ayuda, cuando te la pida me la das”, le reclamó una vez a Ricardo Rocha, a quien le remató con un “yo soy muy chingona”.

“Muchas veces callé a mi papá, cómo no iba a callar a un sacerdote”, añadió otra vez esta mujer que sin sonrojarse afirmaba que a los mexicanos “los he divertido y convenido mucho”.

Mujer, diva, musa e inspiración. María de los Ángeles Félix Güereña escribió con su talento y altivez las páginas más doradas de nuestro cine, y ahora su vida está cerca de llegar a la pantalla grande con un proyecto titulado Diabla frente al espejo, escrito y dirigido por Fausto Alatorre.

La cinta, basada en el libro del mismo nombre, contará la historia de María Félix desde que era una pequeña hasta que se convirtió en la estrella más importante a nivel internacional del cine mexicano.

El proyecto se encuentra en proceso de preproducción para comenzar el rodaje en un mes aproximadamente.