Vik Muniz en México; construye juegos visuales (Entrevista)

El Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey inauguró una retrospectiva del artista brasileño, que reúne más de 25 años de producción

 

CIUDAD DE MÉXICO.

Vik Muniz (Sao Paulo, Brasil, 1961) es un alquimista de la imagen. Transforma la materia para construir ilusiones visuales. Fotografías en gran formato que a la distancia muestran retratos de la cultura popular, y de cerca revelan la combinación de desechos, componentes naturales o incluso microorganismos. Cual sea el ingrediente, él busca generar una experiencia. Fabricar una narración visual con la que el espectador se refleje.

 

Lo hizo al replicar el cuadro de la Mona Lisa de Leonardo da Vinci. El suyo está hecho con crema de cacahuate y mermelada; también recreó una foto de Jackson Pollock a base de chocolate, una Medusa de Caravaggio reproducida con espagueti y tomate, y una Venus de Botticelli elaborada con materiales chatarra.

La diversidad de materiales son excusas para promover diferentes procesos, uso materiales no ortodoxos para hacer una trayectoria distinta”, explicó quien igual diseñó la ceremonia de inauguración de los Juegos Paralímpicos de Brasil 2016, produjo el documental Waste Land en 2010 o fundó una escuela de artes en Sao Paulo.

Muniz se encuentra en México para inaugurar su exposición retrospectiva, que lleva de título su propio nombre, en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (Marco) Una revisión de más de 25 años de producción artística a través de 110 obras, que se centran en la idea de la imagen como historia. Y si bien de la obra llama la atención los materiales ajenos al arte, sobre todo a la fotografía (basura, alimentos, tierra), estos son lo menos en el sentido del significado de las instantáneas a color, afirmó.

Lo que quiero cuando estoy mostrando una obra es que el espectador consiga hacer un camino desde la obra hasta la creación, que cuando mire la obra se pregunte cuál es la escala de la imagen, cuál es la investigación, qué material usa y por qué, y estas preguntas resulten en una especie de discernimiento. No elijo los materiales como chocolate o azúcar simplemente por capricho, no es una decisión arbitraria, es una forma de encontrar posibilidades diferentes”, detalló en entrevista.

Además de materias industriales o naturales, Muniz trabaja con microorganismos o con registros monumentales desde el aire. Lo que motiva sus piezas son los referentes culturales que fractura y los nuevos significados. Por ejemplo, el chocolate en la cultura popular remite a un estado romántico, y él lo lleva a la historia del arte con una obra de Pollock. Por ello, dijo, para entender en un sentido amplio su obra hay que leerla en serie.

Explicó que trabaja con piezas seriadas para dar continuidad al relato. Es el caso de Colonies (2014), en la que colaboró con científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts para emplear microorganismos, incluyendo bacterias y células cancerígenas, y multiplicarlas en diseños coreográficos. Un trabajo similar es la serie Sandcastles (2013) para la que construyó los castillos de arena más pequeños del mundo a través de un microscopio electrónico de barrido; escenas que luego talló sobre granos individuales de arena.

Y en Earthworks realizó dibujos con máquinas excavadoras sobre terrenos amplios de arena; después desde un helicóptero fotografió los diseños. La basura y chatarra está explícita en Pictures of Junk y Pictures of Garbage para las que colocó su cámara fotográfica en una plataforma elevada y sobre un espacio abierto organizó los escombros en composiciones escultóricas que recrean escenas mitológicas. La serie incluyen una recreación de la pintura La mort de Marat (1793) de Jacques-Louis David  como retrato de uno de los recolectores.

El juego para el espectador es discernir entre materiales y técnicas de cada obra, pues en sala parecen iguales a simple vista. Requieren de la mirada atenta para no dejar inadvertidos los materiales.

De eso se trata el juego visual: trasladar la experiencia del proceso creativo a la experiencia del espectador en el museo, confesó el artista. Al final la fotografía monumental en sí misma es el registro de la acción escultórica, casi un experimento químico.

Para Muniz usar referentes de la cultura popular y de la historia del arte rompe con los cánones de la imagen. Evidencia que detrás de cualquier obra existe una historia construida por la sociedad. Por ejemplo, considera que el cuadro de la Mona Lisa adquirió mayor valor a partir de su rescate de un robo. O el retrato de Barack Obama por su posición política, o el de un soldado como símbolo de las guerras.

Tengo una preocupación social que viene primero de mi origen, vengo de una familia pobre, mi padre trabajó en un restaurante toda su vida y yo no pensaba que pudiera hacer arte. Entonces hago las obras pensando en que son para mi madre, que nunca entró a un museo antes de que yo empezara a exponer. Para mí es importante hacer dentro de la arquitectura de mis obras una manera accesible para que toda la gente las aprecie”.

La obra de Muniz se encuentra en colecciones como la del Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Instituto de Arte de Chicago, el Museo de Arte Moderno de São Paulo, la Tate Gallery de Londres, el Museo Whitney de Arte, entre otros. La retrospectiva, organizada por Foundation for the Exhibition of Photograpy, viajará por Estados Unidos.