Cambiará vocación

Está por concluir la rehabilitación del Exconvento de San Agustín, que será sede del Museo Interactivo de la Lengua

CIUDAD DE MÉXICO.

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) concluirá, el próximo 1 de marzo, los trabajos de restauración en el Exconvento de San Agustín, ubicado en las calles de República de Uruguay y República de El Salvador, en el corazón del Centro Histórico, como parte de las celebraciones por el 150 aniversario de la creación de la Biblioteca Nacional de México.

 

Así lo detalla un informe de acceso a la información realizado por la UNAM, del cual tiene copia Excélsior, donde informa que la inversión total para la recuperación de este inmueble del siglo XVI sumará cerca de 194 millones 213 mil 833 pesos, gastados en 10 etapas de rehabilitación y reestructuración, el cual se convertirá en la sede del Museo Interactivo de la Lengua (MIL).

Dicho informe también enlista los principales daños que afectaron a este inmueble. Por ejemplo: afectaciones a causa de los hundimientos diferenciales del subsuelo, como: “deformaciones y desplomes; fracturas y agrietamientos en bóvedas, arcos y muros; filtraciones de agua a través de las grietas, así como desprendimientos de aplanados, disgregación y pulverulencia de los elementos de cantera”.

Esto permitió la proliferación de flora parásita en los pretiles y en fachadas, además de la pérdida de juntas entre los elementos de cantera, deterioros en las cancelerías de madera y de metal, fallas en las bajadas pluviales y grafitis en las fachadas.

Aunado a lo anterior, durante su uso como Biblioteca Nacional, entre 1867 y 1979, se efectuaron perforaciones en algunas bóvedas, se adosaron losas de diversos espesores en entrepisos y azoteas, se demolieron muros e incrustaron estructuras metálicas y de concreto armado, y se modificaron niveles de piso.

A partir de este diagnóstico, la UNAM comenzó los trabajos de restauración y rehabilitación en este edificio, aprobados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), bajo la supervisión del arquitecto Ildefonso Galicia Morales y la restauradora Claudia Salgado Ricaño, obras que se intensificaron durante los últimos cuatro años en la nave principal, las fachadas y el interior de la Capilla de la Tercera Orden.

Entre los trabajos más destacados que ya ha llevado a cabo la UNAM en este inmueble se encuentran: la inyección del subsuelo para estabilizar la estructura, la colocación de tensores en la cimentación, instalación de equipo para monitorear la estructura del edificio, así como la reestructuración y restauración del crucero, de la cúpula y de la nave principal.

Asimismo la intervención de las pechinas y de los arcos fajones, la sustitución de la cubierta en la fachada oculta en la Capilla de la Tercera Orden, la integración de los muros interiores en la crujía poniente y norte, consolidación de las bóvedas; e intervención y restauración múltiples en las capillas y en el coro del Templo.

En este momento los trabajos son efectuados a marchas forzadas, pues aún están en proceso la consolidación y restauración del crucero del edificio, en manos de la empresa Escoda Técnicas de Arquitectura Monumental, y la restauración de las fachadas norte y poniente del edificio, en manos del Grupo Farla.

OBRA DE CONOCIMIENTO

La historia nos dice que el Antiguo Templo de San Agustín formó parte del conjunto conventual que construyó la orden de los Agustinos a partir del siglo XVI. Su primera estructura fue edificada a partir de 1541 y fue conocido como el Convento Grande de San Agustín de México, que destacó como uno de los edificios más suntuosos de la ciudad y funcionó como edificio religioso hasta el siglo XIX.

Pero a consecuencia de las Leyes de Reforma en 1859, el espacio fue cerrado al culto y se fraccionó. Una parte de éste fue vendido a particulares y otra destruida, ya que su envergadura del edificio alcanzaba desde su ubicación actual hasta el Zócalo.

Ocho años después, en 1867, el gobierno de Benito Juárez decretó que ese templo albergaría la Biblioteca Nacional, inaugurada en el año de 1884. Sin embargo para 1929, ésta quedó bajo la custodia de la UNAM, por lo que al construirse Ciudad Universitaria, la Colección fue trasladada a su nueva sede en 1979, dejando sólo el Fondo Reservado en San Agustín, hasta 1993.

A partir de ese momento, el inmueble quedó desocupado y se comenzaron los estudios geotécnicos y estructurales, hasta que en 2004 se adaptó el edificio anexo con salones de clase para impartir clases de cómputo que funcionaron durante una década.

Otra de las peculiaridades de este edificio es que en su interior albergó pinturas como La cena de Emaús, de Francisco de Zurbarán, así como 16 esculturas de personajes como Homero, Confucio, Copérnico y Descartes; mientras que en su exterior se colocaron los bustos de personajes como Tezozomoc, Lucas Alamán, Nezahualcóyotl, Francisco Javier Clavijero, Leopoldo Rio de la Loza y Manuel Carpio, elaborados por escultores del porfiriato.

En una entrevista reciente con Excélsior, el historiador y académico Carlos Martínez Assad, autor del libro Rescate de San Agustín, explicó que la elección de Juárez por este espacio como sede de la Biblioteca Nacional, se apoyó en dos ideas: el hecho de que San Agustín fue un escritor notable de su tiempo que escribió libros como Confesiones y La Ciudad de Dios, por lo que fue un intelectual reconocido en la historia; y que su utilización simbolizó el abandono del pensamiento místico-religioso por uno más racional y materialista.