Bosco Sodi invade el Anahuacalli

El artista mexicano, cuya obra ha alcanzado elevados precios en subastas internacionales, asegura que busca mantener una “sana distancia” con lo comercial del arte. Inaugurará una muestra individual en el Museo Anahuacalli

CIUDAD DE MÉXICO.

Si algo define la producción de Bosco Sodi (Cd. de México, 1970) es la materia orgánica. Aserrín, fibras de yute, barro, piedra volcánica, resina y tinte natural. Elementos que contienen sus pinturas de gran formato u objetos escultóricos como un registro del paso del tiempo. Obras que hablan del presente, pero a la vez se conectan con el pasado. Con la historia del entorno donde se desenvuelven. El pasado, por ejemplo, del Museo Diego Rivera Anahuacalli.

 

Recinto que Sodi invadirá con objetos de materia orgánica en un diálogo con su arquitectura de piedra volcánica. Es un encuentro entre materiales; entre naturaleza y cultura; entre monumentalidad y sencillez. Una inmersión en la materia prima que propone al espectador centrar su atención en lo básico, lo esencial. Elemental es el título de la individual que inaugurará en febrero, muestra con la que regresa a los museos del país, pues no exponía desde 2012.

Con la curaduría de Dakin Hart, curador en jefe del Museo Noguchi en Nueva York, el montaje no sobresale del espacio. Se inserta. Pues se descartó, explicó Sodi, colocar piezas como objetos ajenos al propio recinto. La apuesta es construir un solo entorno entre las instalaciones, objetos y pinturas del artista con el edificio y la colección de arte prehispánico de Rivera. Entonces la obra de uno de los artistas mejor cotizados en el mercado del arte internacional se fusiona con el espacio del muralista. 

Cubos de arcilla envueltos de lámina de oro, escultura de piedra volcánica, tabiques de barro rojo y cuadros de aserrín ocuparán, principalmente, el patio del museo y algunas salas. Y así establecerán una conexión con el edificio que, a decir de Sodi, asemeja un viejo volcán. “Lo que trata de hacer el curador en la exposición es respetar mucho la arquitectura y complementarla con las piezas que se mostrarán de tal manera que toda la obra hable mucho de este espacio que en cierto sentido es de una arquitectura bruta, hecho con piedra en bruto”, detalló en entrevista.

Si bien hubo una selección de obra previa, Sodi produjo algunas series ex profeso para el Anahucalli como un conjunto de rocas doradas y rocas rojas, y otras esculturas de piedra volcánica cercana a Guadalajara.

El Museo Anahuacalli combina a la naturaleza y a la cultura de una forma típicamente mesoamericana, siendo una doble referencia física de montaña y pirámide, volcán y templo. La roca de la cual está hecho el edificio viene de la explanada de lava producida por el Xitle, volcán cuya erupción destruyó Cuicuilco”, acotó el curador

en la hoja de sala.

En ese sentido, Sodi propone también una reflexión sobre la esencia material del museo como pieza de arquitectura y, a la vez, como espacio de pensamiento si se analiza su presente. “El diálogo trata de inducir al espectador a que se fije en los materiales no tanto en el espectáculo de las obras”. Puede ser difícil, pues justo los materiales, los colores y el tamaño de las piezas capturan la atención del espectador. Características de la obra de quien ha expuesto en España, Berlín, Italia, Japón, Lisboa.

Insiste en que es el sentido natural lo que guía sus piezas. Casi un sentido de espiritualidad a partir de lo orgánico. La cara humana de su producción en donde encuentra un paralelismo con el trabajo de Diego Rivera. Con el pintor que enfocó su arte hacia la sociedad: “Tal vez sí haya una influencia de él en mi obra, de su muralismo pues mis cuadros son de gran formato porque me interesa esa obra que sobrepasa la escala humana, y Rivera tuvo una percepción muy humana”.

El artista prepara también una individual en el Museo Nacional de Arte. Una suerte de retrospectiva a cargo del equipo curatorial del recinto. Con las dos exposiciones y un proyecto para Brasil y otro para Italia,  Sodi considera estar en la cumbre de su producción que se ve reflejado en su presencia en el mercado internacional.

El mercado es una cosa inevitable, pero no hay que poner atención en los precios y subastas, porque es un mercado y es muy volátil. Lo importante es la obra en sí misma y no por lo que pueda valer o no. Lo mejor es mantener una sana distancia con el mercado. Claro que no es posible tratar de ser “naif” como algunos colegas, porque es inevitable que uno se entere de cómo le fue en el mercado”.

Sodi afirma que su carrera la ha realizado principalmente en el extranjero porque es hasta ahora cuando se reconoce y acepta su obra en México.