Internet: sí es posible vivir offline

Enric Puig Punyet, autor de La gran adicción, lleva un año desconectado y habla de los peligros de internet

CIUDAD DE MÉXICO.

No tiene Whatsapp, no usa redes sociales y defiende que en un mundo de hiperconexión es posible la vida de los desconectados. Él es Enric Puig Punyet, doctor en filosofía, profesor y autor del libro La gran adicción, que recoge nueve testimonios de personas que hoy viven offline porque decidieron volver a apreciar el mundo real.

 

“Mi proceso de desconexión va muy ligado al libro que escribí. Hace tiempo que investigo acerca de cuestiones sociales relacionadas con el uso de internet y un día me pregunté si era posible vivir sin éste o se ha convertido en una necesidad vital de la que no podemos prescindir”,

contó Enric a Excélsior.

“Conforme iba escuchando las historias de los desconectados, me di cuenta de los aspectos más oscuros de internet, sobre todo de cómo nos resta el tiempo y nuestra capacidad de atención y socialización, explicó este español de 36 años, quien hace un año se desconectó progresivamente y volvió a usar un celular de los de antaño.

La desconexión no fue nada difícil para Enric y no tuvo la tentación de volver a caer en las redes de internet porque no lo echa nada de menos y su uso se limita a casos concretos como el contacto con sus alumnos de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC, por sus siglas en catalán).

Modelo de negocio

Para Enric es importante entender que internet no es una herramienta neutra y tiene una lógica, inaugurada por Google, de modelo de negocio concreto que depende exclusivamente de nuestro grado de conexión y establece una relación de poder entre las nuevas tecnologías y nosotros. Esto es a lo que se refirió al mencionar en su libro que “internet pretende derrocar el mundo de siempre, imperfecto, pero humano en definitiva, con un nuevo imperialismo virtual”.

El filósofo señaló el ejemplo de cuando nos conectamos a Google para hacerle una pregunta concreta. “Iniciamos la búsqueda y saltamos de página en página hasta olvidarnos de lo que buscábamos inicialmente. Al final internet acaba haciéndonos la pregunta a nosotros”, destacó.

En el caso particular de las redes sociales, recordando la teoría del filósofo alemán Friedrich Hegel, éstas se basan en que el deseo humano por excelencia es el deseo del otro, señaló Enric, y añadió que cada vez que colgamos algo, lanzamos la pregunta de “¿os gusta?” o incluso “¿os gusto yo?” Por lo tanto, “cuando recibimos una notificación buscamos una respuesta definitiva que nunca llega y nos mantiene constantemente enganchados”.

“Hay casos patológicos de jóvenes que se duermen con el teléfono pegado a la oreja para detectar la vibración, en caso de una notificación o mensaje”, alertó Enric, subrayando la adicción de hoy un en día.

No obstante, el escritor no pretende convencer a nadie para que se desconecte, sino más bien, a través de las voces de su libro, lanzar preguntas sobre los usos de internet y mostrar que hoy es posible

vivir desconectado en un mundo de hiperconexión.

En el caso de los hogares familiares, el experto enfatizó en quitarnos la idea de la personalización del dispositivo digital y volver a concebir internet como un espacio público y compartido dentro de la familia, como por ejemplo,

tener una computadora en casa para todos.

Por último, sobre si somos más felices o menos sin internet, depende de cada persona. Aunque, sí es cierto que “sin éste recuperamos la capacidad de atención y socialización”.

Enric recordó cómo uno de los desconectados de su libro, quien vivió un tiempo pegado a las redes sociales y a los videojuegos, se dio cuenta de la capacidad que tenía el propio cuerpo de relacionarse en un espacio físico. El joven lo apreció hasta tal punto que decidió no sólo desconectarse, sino animar a todos sus amigos a que lo hicieran.